Desde la invasión rusa de Ucrania en febrero del año pasado, el gobierno japonés ha estado trabajando en múltiples frentes para apoyar a Ucrania y sancionar a Rusia.

En primer lugar, en términos de sanciones económicas, ha congelado los activos y restringido las exportaciones e importaciones a instituciones financieras rusas, empresas energéticas y fabricantes de armamento. También ha prohibido por completo las importaciones de carbón y oro rusos, y ha bloqueado el acceso de los bancos estatales rusos a las redes internacionales de pagos. Además, se ha embarcado en la creación de un fondo para la recuperación y reconstrucción de la economía ucraniana.

En términos militares, como parte de las sanciones contra Rusia, ha prohibido la exportación de armas a Rusia. Además, está apoyando el fortalecimiento de las fuerzas armadas ucranianas proporcionando equipos militares no letales como chalecos antibalas, hospitales de campaña y equipos de alta tecnología al ejército del gobierno ucraniano.

El gobierno ha hecho de la ayuda a Ucrania su principal prioridad a corto plazo tras la invasión rusa, pero a medio y largo plazo se centra en mantener la paz y la estabilidad en la región de Asia Oriental. En particular, dado que siente preocupación por las amenazas militares y el desarrollo de armas nucleares de China, tiene previsto impulsar un aumento del poderío militar japonés en el futuro.

El gobierno japonés considera que la invasión rusa de Ucrania es una grave amenaza para el orden internacional y que, en última instancia, no puede dejar de afectar negativamente a la paz y la prosperidad de la región de Asia Oriental. Por lo tanto, su postura es responder con firmeza a la invasión rusa, al tiempo que se prepara activamente para los cambios en el entorno de seguridad en el noreste de Asia.