La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto enorme en la economía mundial. La industria de la confección fue una de las más afectadas por la pandemia. En 2023, el número de quiebras en el sector de la venta al por mayor y al por menor de prendas de vestir en Japón aumentó un 30,9% interanual, hasta alcanzar las 195, siendo la empresa que operaba con la marca Ray Cassin la que más deudas acumulaba.

Fundada en 1994 como RC Corporation, Ray Cassin llegó a operar alrededor de 50 tiendas en septiembre de 2012, generando ventas anuales de 55.000 millones de yenes, experimentando un período de auge. Sin embargo, la propagación de la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) provocó una caída del 24% en las ventas en septiembre de 2020 con respecto al año anterior, lo que provocó pérdidas operativas.

Debido a las secuelas de la COVID-19, la situación financiera de Ray Cassin se deterioró, y en marzo de 2023 fue adquirida por Gordon Brothers Japan (GBJ). Sin embargo, el problema de la evasión fiscal, que ascendía a cientos de millones de yenes, obstaculizó su recuperación, lo que finalmente llevó a la empresa a solicitar en octubre la aplicación de la Ley de Rehabilitación Civil a los tribunales. Posteriormente, se decidió vender las operaciones de la empresa a diversas empresas y liquidar la empresa.

La generación de los "veinteañeros de la era Heisei", que en su día constituía el principal grupo objetivo de la marca Ray Cassin, ya ha llegado a los cuarenta años, y sus gustos han cambiado. Cuando se preguntó recientemente a la generación de los "veinteañeros y treintañeros de la era Reiwa", se encontró que "la marca no tenía atractivo en términos de precio y diseño en los últimos tiempos". Parece que la marca carecía de originalidad y de una gama de productos que satisfaciera una variedad de gustos. Desde el punto de vista de los proveedores, "más que una marca, se trataba de una época que había terminado".

La COVID-19 ha tenido un impacto devastador en la industria de la confección. La reducción de la demanda por parte de los clientes, el cierre de tiendas y las interrupciones en la cadena de suministro han hecho que muchas marcas y empresas se enfrenten a grandes dificultades. El caso de Ray Cassin pone de manifiesto el impacto de la pandemia de COVID-19 en la industria de la confección.

Tras la disminución del brote de COVID-19, la industria de la confección está trabajando para superar la crisis y adaptarse a las cambiantes necesidades de los consumidores. Se están explorando nuevas vías de desarrollo a través de estrategias como la digitalización, la intensificación de las ventas online, la mejora de la sostenibilidad y la responsabilidad medioambiental. Aunque la COVID-19 ha provocado una gran transformación en la industria de la confección, se espera que esta crisis se convierta en una oportunidad para que la industria avance a un nivel superior.