Doha, la capital de Qatar, que alguna vez fue apodada "la ciudad más aburrida del mundo", ahora se encuentra en el centro de la transformación. Con la Copa Mundial de la FIFA 2022 a la vuelta de la esquina, toda la ciudad se ha convertido en una enorme obra en construcción, y a pesar de las sanciones económicas impuestas por las disputas con los países vecinos, el gobierno y el pueblo de Qatar están avanzando hacia la autosuficiencia con energía.

Qatar, una pequeña nación del Medio Oriente, se encuentra en la costa del Golfo Pérsico en la península arábiga. Tiene un área de 11,427 km², ligeramente más pequeña que la provincia de Jeolla del Sur, pero es el mayor exportador mundial de gas natural licuado y un país rico con un alto ingreso nacional per cápita. Sin embargo, debido a la escasez de recursos turísticos y la gran cantidad de trabajadores extranjeros, no pudo deshacerse del estigma de ser una "ciudad aburrida".

Sin embargo, Doha ha estado experimentando cambios rápidos en los últimos tiempos. Con la Copa Mundial de la FIFA 2022 a la vuelta de la esquina, se están llevando a cabo proyectos de construcción de infraestructura a gran escala, incluidos estadios, metros, hoteles, instalaciones residenciales y carreteras. Esto es parte de un esfuerzo para atraer más turistas y brindar diversas experiencias culturales con la Copa Mundial como catalizador.

Además, el impasse entre Qatar y los países vecinos que comenzó en 2017 ha tenido un gran impacto en el cambio. Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos y otros países rompieron relaciones con Qatar, lo que llevó a sanciones económicas y un bloqueo del comercio, pero esto ha llevado a Qatar a buscar la autosuficiencia en industrias clave como la energía, los alimentos y la logística.

Doha, que alguna vez fue relativamente cerrada, está abriéndose camino hacia el mundo. Está promoviendo activamente sitios como el antiguo mercado, Souq Waqif, como destinos turísticos, y está trabajando arduamente en el desarrollo de la marca nacional al albergar eventos deportivos internacionales como la Copa Mundial. Por otro lado, ahora hay más opciones disponibles para saborear una variedad de cocinas árabes de acuerdo con su gusto, y también hay más deportes y actividades culturales para disfrutar en la vida diaria.

Por supuesto, la influencia de la cultura islámica conservadora sigue siendo fuerte y las restricciones del clima y el medio ambiente natural dificultan disfrutar plenamente de Doha. Sin embargo, el gobierno y el pueblo de Qatar se esfuerzan por cambiar la percepción del país y abrazar la diversidad.

El viento del cambio está soplando lentamente, pero su dirección apunta hacia una sociedad abierta. La transformación de Qatar podría poner al Medio Oriente en una nueva trayectoria. Doha se encuentra en el centro de este viaje.